sábado, 24 de mayo de 2008

¡¡¡oDiO aL DeL EsPeJo!!!

Mi cabello está deslucido y mi barba sin rasurar, ya no recuerdo la forma del declive en mi nariz o si hay espinillas en ella, está bien, es un buen precio a pagar por no ver el reflejo que tanto odio.
Odio con el alma a aquel se se asoma cada vez que me coloco frente al espejo... En algún momento armonizamos, eramos uno, pero un día comenzó a hacer estupideces, empezó a dañar su vida y por ende la mía. hacía torpezas que me confesaba y juraba arrepentirse de ellas, yo le perdonaba porque lo conocía como a mí mismo, pero empezó a mentir, incluso hasta a mí, que insensato, que ingrato, que idiota. El sabe que así no lo viera a los ojos sabría cuando estaba mintiendo y eso no le importaba. Cometió Barbaries y aún así regresaba frente a mí, con su cara bien lavada como si no hubiese hecho nada y decirme que esa sería la última vez que lo hacía. Le aborrecí, me repugnaba su mirada. De pronto un día nos desconectamos, estabamos frente a frente siempre a través de ese cristal, lucíamos diferentes, quería disculparse, de nada le servía esa artimaña podía ver las mentiras en su mirada como en un libro abierto.
El se indignó porque yo sabía que mentía y le ignoraba, eramos uno divido en dos, separados por un cristal bañado en plata, él de un lado y yo del otro... ¿Pero qué lado era el correcto?
Esa vez discutimos, tuvimos un duelo a muerte que terminó en el choque de uno de sus puños contra el mío, mi mano comenzó a sangrar copiosamente, quise verlo para saber que había pasado con él, pero el cristal estaba a punto de resquebrajarse y lo único que me daba de él era una imagen distorsionada, imagino que él podía visualizarme de la misma forma, me oculté a su vista no quería que supiera que tenía miedo, aunque en el fondo sabía que también él se estaba muriendo de miedo porque nos conocemos perfectamente bien.
Huí de él, para mí era un monstruo sediento de maldad, no me importaba cuanta falta fuese a hacerme, pero no quería verlo de nuevo alguna vez en lo que me restara de vida.
A veces quisiera perdonarlo y verle nuevamente, pero se que mentirá otra vez, por eso lo odio. Y sé que camina junto conmigo a mi lado, porque en las vitrinas de un mall o en el agua cristalina lo veo reflejado y sé que él a mí, pero fingimos no habernos visto, volteamos la mirada y como si no hubiese pasado nada.
Sé que nos veremos de nuevo y tal vez ese día no haya tanto rencor, mientras... El hace lo que le parece y yo pues... También... Aunque lo extraño, pero el maldito orgullo es sádico y preferimos no perdonarnos y pensar que todo sigue igual.
Por eso odio al del espejo, por eso me odio a mi mismo, aunque ya no seamos uno y admiremos las cosas que hacíamos juntos...

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