martes, 2 de febrero de 2010

eLeNa ReiNa!!!

Elena, tiene un nombre común, un esposo común, unos hijos comunes, un trabajo común, una vida común. Pero hace más de tres años que en su cuarto lo único común que existe es la cama, porque Félix tiene hasta su propia sábana y duerme del lado contrario de Elena. Elena vive día a día con una nostalgia en su pecho, soñando en que puede ser un poco más querida. ¡Salve Elena Reina! cuando se levanta solo ve a dos mucamas cambiando las sábanos y llevando su desayuno, Elena solamente entrega sonrisas vacías esperando a que alguna de las mucamas se revele y le diga vacía, porque asi es como se siente, Vacía... Pero ya Elena estaba decidida, estaba dispuesta a sentir, quería sentir, Marcuss, el hermoso plebeyo del establo era quien poco a poco le fue arrancando risas disimuladas y luego carcajadas felices, Elena le deseaba, hasta que un día en el establo antes de que Marcuss llegara ella se desnudó, sabía que él podría estar por llegar, y eso hacía que su cuerpo se encendiera cada vez más y más. Y pasó Marcuss apareció y no voy a detallar que hicieron entre las paredes de un establo, no voy a relatar como la reina dejaba a un lado su titulo de nobleza y por primera vez en su vida actuaba con lo que su cuerpo le pedía. Elena fue feliz, sintió una y mil veces un sabor divino corriendo por dentro de su cuerpo, la reina estaba feliz y fuera de sí, no le importó colocarse nuevamente su traje de amazonas y regresar al palacio junto a su rey frío, aunque por primera vez en tanto tiempo al verse las caras de frente ella le sonrió, y el le devolvió la mirada, así ella sintió lo que el siente con cada una de sus mucamas, así ella le enseñó al rey que no importaba su monarquía porque ella en su corazón y su cuerpo mandaba y fue feliz con un plebeyo fuerte y cálido...