jueves, 26 de febrero de 2009

eNeMiGo PerFeCtO...

Sigue fingiendo que no estoy detrás de tí, sigue ignorando mi presencia, que yo emularé tu conducta. Porque tienes razón no me importas, nunca lo hiciste, no importarás jamás, lo siento por mi crudeza, siento haberte herido, pero mereces la verdad porque no te gusta mentir.
Disculpa, no me enamoré y antes que tratarte como mi "tamagotchi" del momento preferí decirte que huyeras y estuvieras lejos de mí alcance, porque soy tu enemigo perfecto. Porque tengo tu confianza, tengo tu corazón en mis manos y lo destrozaré, lo pulverizaré porque tu sufrimiento no me importa, porque tú no importas.
Vive y mantente fuera de mis dominios, porque soy como un tiburón que enloquece al oler sangre y tu sangre... Y tu sangre es especial, me gustaría desangrarte hasta que no sientas más, porque tu corazón es cálido y yo soy frío.
¿Quieres probar a morir entre mis dientes?
¿Quieres sentir qué tan efectivo es mi veneno?
¿Quieres que tus sueños estallen como cohetes?
Pruébame soy tu principal cocktel suicida, una gota que venga de mí es suficiente para que a tu humanidad le sea fatal.
Por eso sigue ignorándome, aún cuando respire detrás de tu espalda, porque si caes pierdes, me daré un banquete mientras destrozo tu espina dorsal. No caigas que soy tu enemigo perfecto y no tendré clemencia contigo. Huye ahora que te dejo escapar...

DeVoRaDoRa De aLmAs

Tu alma tiene hambre otra vez, consumes cuerpos con vidas enteras y tu hambruna se riega como pólvora mortal. Correrás buscando saciar el hambre que mantiene su esquizofrenia bajo perfil, ganando terreno sobre los ingenuos que abren la puerta cuando les tocas, dejando entrar al depredador que está dentro de tí, como un parásito te fijas en la columna vertebral de tu víctima y la dominas, la haces fácil de devorar endulzándola con tus caricias sensuales y tu hambre roe y corroe todo lo que hay en ese cuerpo dejando la nada imperante en esa pobre vida, vomitas toda tu basura sobre el convalesciente y como una gran serpiente constrictora envuelves a tu presa en tu abrazo mortal hasta quitar el último aliento, matando de una forma casi tierna, el alma infortunada se duerme en tus brazos esperando tu estocada final, pero como tu hambre ha sido saciada, te das la vuelta y sales buscando otra víctima, otra muerte, otra presa fácil que sirva de bocadillo para tu apetito interminable.
Nadie nota tu presencia por tu oportuno disfraz, te cuelas en la multitud de gente estúpida, de monstruos menores que quieren compararse contigo, sabiendo que tu tienes corona, que eres de la nobleza demoníaca, porque posees el hambre, que quita todo y deja nada, que tienes el hambre que te mantiene alerta siempre, por eso nunca dejas tu disfraz.
Estúpido aquel que intente cruzarse en tu camino, porque eres de las bestias que no desdeperdicia la comida cuando se sirve en bandeja.
Tu alma tiene hambre, devora y deja que tus presas mueran de inanición.